
Pérdida de audición inducida por ruido (PAIR) en niños. ¿Están los niños expuestos a este riesgo?
Feb 2023
En este artículo de Hugh y colaboradores (2014) se pone de manifiesto la necesidad de proteger a bebés y niños de la exposición a ruidos que pueden producir pérdida de audición inducida por ruido (PAIR). Estos ruidos intensos no solamente provienen de dispositivos de escucha de música con auriculares, sino también de la exposición a ruidos ambientales como vehículos o ambulancias, ruido de obras, electrodomésticos, petardos e incluso, pasando de forma más desapercibida, de juguetes y/o dispositivos comercializados para mejorar el sueño del bebé. En el artículo se citan investigaciones en las que se comprobó que algunos juguetes pueden producir sonidos entre 80 dB y 120 dB, con mediciones hechas a 2,5 cm de distancia (ver también Brookhouser et al., 1992). Los límites establecidos por la American Society for Testing and Materials como aceptables para juguetes son de menos de 85 dB medido a 50 cm del juguete, o de menos de 65 dB medido a 2,5 cm (para juguetes pensados para estar cerca de la oreja).
Niveles perjudiciales de ruido pueden producir trauma acústico o PAIR temporal o permanente, dependiendo si el daño mecánico causado por la agresión acústica puede ser reparado o no por mecanismos celulares. A pesar de que una PAIR temporal se puede recuperar, una exposición repetida podría resultar a largo plazo en una pérdida de neuronas del ganglio espiral (coclear) y convertirse en permanente (ver Harrison, 2012; artículo de revisión). De la misma forma, niveles medios de ruido, pero prolongados en el tiempo, podrían no causar daño mecánico directo en las células, pero sí propiciar cambios metabólicos que podrían desencadenar en procesos de apoptosis (muerte celular programada). Además de la muerte de las células ciliadas, un daño en los estereocilios de las mismas también puede producir PAIR (Chen & Fechter, 2003).
Estudios en diferentes países muestran que alrededor de un 12-15 % de niños y adolescentes presentan una pérdida auditiva que podría estar relacionada con la exposición al ruido (ver Harrison, 2008 para una revisión). Bebés y niños son un grupo de población especialmente susceptibles al ruido, puesto que su sistema auditivo sigue en desarrollo. Se trata de un período crítico en el cual se produce un mayor desarrollo cognitivo y del habla, por lo que su afectación producirá mayores consecuencias que en el adulto.
Estudios con animales han mostrado que la exposición al ruido blanco en animales jóvenes produce un retraso en la organización topográfica del área primaria auditiva (Chang & Merzenich, 2003). Por otro lado, estudios sobre el efecto del ruido en bebés en unidades de cuidados intensivos señalan sus consecuencias en la salud de los bebés (Brown, 2009; ver Viet et al., 2014; y Wachman & Lahav, 2011, artículos de revisión). Estas incluyen, además de una posible pérdida de audición, efectos fisiológicos (cardíacos y respiratorios), así como un descenso en la duración del sueño. Estudios sobre los efectos de la exposición al ruido en el feto muestran que puede producirse una pérdida de audición en frecuencias altas, y se ha relacionado además con un incremento de nacimientos prematuros y retraso en el crecimiento (ver Committee on Environmental Health, American Academy of Pediatrics, 1997; y Viet et al., 2014 para revision).
Tal como se explica en Hugh et al. (2014), debido a la menor longitud del conducto auditivo externo en bebés y niños pequeños, el trauma acústico producido por el ruido podría afectar frecuencias más altas (6000-8000 Hz) en comparación con el trauma acústico en adultos, que típicamente se produce alrededor de la frecuencia 4000 Hz.
Un daño auditivo temprano puede perjudicar el correcto desarrollo del lenguaje y el desarrollo neurocognitivo de los niños. Incluso tratándose de una pérdida leve a moderada (especialmente en frecuencias altas), ésta puede dificultar la discriminación de sonidos, la comprensión del habla y una comunicación efectiva. Otras consecuencias relacionadas con una PAIR incluyen una peor función cognitiva, dificultad para concentrarse y mayor nerviosismo (Viet et al., 2014, artículo de revisión). Por todos estos motivos, en Hugh et al. (2014) se enfatiza la necesidad de regulaciones más estrictas para juguetes y dispositivos especialmente diseñados para dormir a los bebés. Las guías actuales no serían suficientes para prevenir un daño auditivo en los más pequeños. Asimismo, es necesario educar y concienciar a padres y cuidadores para minimizar los riesgos, controlando el volumen y el tiempo de exposición.
Referencias:
Hugh, S., C., Cuching, S., L., Papsin, B., C., Propst, E., J., Sih, T. (2014) Perda Auditiva Induzida por Ruído (PAIR): As Crianças Estão Expostas ao Risco? In: Sih, T., Chinski, A., Eavey, R., Godinho, R., eds. XII Manual de otorrinolaringología pediátrica de la IAPO. São Paulo: Editora e Gráfica Vida & Conciência.
American Academy of Pediatrics, Committee on Environmental Health. Noise: a hazard for the fetus and newborn. Pediatrics.1997;100(4):724 –727
Brookhouser, P. E., Worthington, D. W., & Kelly, W. J. (1992). Noise-Induced Hearing Loss in Children. The Laryngoscope, 102(6), 645-655. doi:10.1288/00005537-199206000-00010
Brown G. (2009). NICU noise and the preterm infant. Neonatal network: NN, 28(3), 165–173. https://doi.org/10.1891/0730-0832.28.3.165
Chang, E. F., & Merzenich, M. M. (2003). Environmental noise retards auditory cortical development. Science (New York, N.Y.), 300(5618), 498–502. https://doi.org/10.1126/science.1082163
Chen, G. D., & Fechter, L. D. (2003). The relationship between noise-induced hearing loss and hair cell loss in rats. Hearing research, 177(1-2), 81–90. https://doi.org/10.1016/s0378-5955(02)00802-x
Harrison R. V. (2008). Noise-induced hearing loss in children: A ‘less than silent’ environmental danger. Paediatrics & child health, 13(5), 377–382. https://doi.org/10.1093/pch/13.5.377
Harrison R. V. (2012). The prevention of noise induced hearing loss in children. International journal of pediatrics, 2012, 473541. https://doi.org/10.1155/2012/473541
Viet, S. M., Dellarco, M., Dearborn, D. G., & Neitzel, R. (2014). Assessment of Noise Exposure to Children: Considerations for the National Children’s Study. Journal of pregnancy and child health, 1(1), 105. https://doi.org/10.4172/2376-127X.1000105
Wachman, E. M., & Lahav, A. (2011). The effects of noise on preterm infants in the NICU.
Archives of disease in childhood. Fetal and neonatal edition,
96(4), F305–F309.
https://doi.org/10.1136/adc.2009.182014